miércoles, 21 de noviembre de 2007

Hola a todas!!

Leyendo el post de la Camila Vergara, me inspiré para inscribir aunque ahora creo que fue un error porque seguir el tremendo post que se mandó parece un poco dificil, pero bueno, no pretendo escribir a la altura de una periodista asi que haré lo que pueda.
Les cuento que ya estoy de vuelta en Chilito, feliz de la vida y pudiendo decir con conocimiento de causa que admiro a todas aquellas que se han quedado viviendo en distintas partes del mundo porque la razón principal por la que me volví es que echaba de menos demasiado, no sé como lo hacen todas Uds. repartidas por el mundo, yo no pude. Ya de vuelta en Chile, vuelta a la realidad, a la casa de papis, claramente después de un año y medio viviendo afuera y sola, las ganas de independizarme eran enormes y con un poquito de ahorros que tenía más una cuota enorme de suerte, lo logré y ahora estoy viviendo sola, en La Reina y en proceso de comprar el depto donde estoy asi que feliz de la vida. El trabajo era el siguiente detalle a solucionar y también tuve mucha suerte ya que me salió una pega en un restaurant nuevo (pronto a abrir) en Bellavista, se llama Cienfuegos y está en la calle Constitución. El lugar es super rico, la gente con la que trabajo es lo máximo y hemos hecho un grupo super simpático de trabajo asi que feliz de la vida. Además que por fin me puedo dedicar a lo que más me gusta: la pastelería.
En fin, creo que esas son todas mis novedades por ahora. Las invito a que si pueden vayan a probar el restaurant porque la verdad es que vale la pena, es un poco pituco por lo que sale un poco salado pero la comida de verdad es muy rica, los postres son deliciosos (obvio) y el ambiente y lugar muy agradables. Además tiene estacionamiento propio, lo que en Bellavista no es menor, la dirección es Constitución 67 y si no les tinca el restaurant, vayan al pub, bar Constitución, al ladito del restaurant.
Besos a todas!!!

viernes, 16 de noviembre de 2007

Camila Vergara. Update desde Nueva York

Para variar he estado tan desconectada, que no me había enterado que tenían este blog. Hace algunos días, quizás por la llegada del frío en este lugar del Norte, me bajó la nostalgia y me puse a buscar en internet algunas fotos de la reunión de los 10 años de egreso. No se imaginan lo reconfortante que fue encontrar este baúl de recuerdos moderno, este diario de vida colectivo en el cual las distancias pierden su importancia. Gran idea, gracias!

Mi historia

Ese enero fui a México con mi mamá y mi abuela, la Neki. Fue un viaje inolvidable. Caminamos las ciudades aztecas, nos emborrachamos con tequila, nos reímos. Estaba en Guanajuato el día de la postulación a la universidad. Pero no estaba preocupada. Mi amiga Tere (gracias Teresa!) iba a postular por mi de acuerdo al siguiente criterio: todas las humanidades, de mayor a menor puntaje, exceptuando leyes. Memoriona no soy, eso al menos lo sabía.
Llegué a Periodismo en la Católica y no conocía a nadie. Como soy un poco tímida, hice amigos de a poco, pero buenos. Uno de ellos es Carlos Encina, el hombre con quien comparto mi vida. Cuando nos fuimos a vivir juntos, decidimos comprar a la Maga, la perra mágica.
Llevábamos menos de un año viviendo juntos cuando me salió una hernia en la espalda. Un esfuerzo mal hecho, fatiga material, genética, qué se yo. La cosa es que estuve dos meses y medio en cama, tomando unas gotas calmantes con opio que me hacían dormir y tener sueños sicodélicos. Después de la operación, volví a la vida y él me regaló un anillo.


El matrimonio estuvo increíble; en la playa, en el hotel de Maitencillo, con un día de sol y brisa, con toda la gente con que quería estar, con Carlos y la Maga. Perfecto.
Nos quedamos en una pre-luna de miel en Cachagua, donde el último día nos quedamos en pana y nos tuvimos que volver a Santiago arriba de una grúa. Fue buena onda, porque nos fuimos en el auto, mirando todo desde otra perspectiva, escuchando música, sin conciencia. Ése momento fue uno de los últimos en que me sentí totalmente despreocupada, sin responsabilidades, adolescente.
Al mes de habernos casado, con la plata de los regalos de matrimonio, hicimos maletas y nos vinimos a Estados Unidos.

Llegamos a Miami a la casa de mi tío Juan Ignacio, alias el Enano, a quien le había pedido que nos comprara un auto con parte de nuestros ahorros. De Miami manejamos toda la península de Florida y luego bordeamos el Golfo de México. Una de las playas más sobrecogedoras que he visto está ahí y la conocimos por coincidencia.
Llevábamos una hora manejando por el golfo, pero como no había camino costero, sino sólo entradas a playas, no podíamos ver el mar, por lo que Carlos decidió entrar en la siguiente entrada que viéramos. Así fue como conocimos Watercolor.
Luego de estar un par de días en New Orleans, llegamos a nuestro destino supuestamente final: Forth Worth, Texas. Cómo llegamos allá? Long story short, como dicen los gringos, Carlos necesitaba un lugar donde aprender inglés y yo necesitaba preparar las pruebas para entrar a un posgrado, sin irnos a la bancarrota en el proceso. Salimos escapando a las cinco semanas. Además de que las clases eran malas, la ciudad no había veredas. Nadie caminaba. Darle un paseo a la Maga es para nosotros "ir a dar la vuelta", como en la Noche de las Narices Frías, y no subirnos al auto e ir a un pequeño parque cuadrado rodeado de carreteras. Un día nos levantamos, enfrentamos la realidad, hicimos maletas y nos fuimos a Boston, a la casa de Juan Pablo Marín, un amigo en común de la universidad.
En Boston vivimos un año y medio. Carlos iba a clases de inglés y trabajaba de ilegal en The Wrap, un restaurante de burritos orgánicos. Yo preparé las pruebas, trabajé cuidando niños, y me puse a estudiar un diplomado en Publishing and Communications en el Externsion School de Harvard, por mientras que esperaba los resultados de las postulaciones.
Ese fue el año más duro de mi vida. No saben el frío que hace en esa ciudad. En el invierno hay menos 15 grados bajo cero, pero con vientos de 30 kilómetros por hora (la sensación térmica es de 30 menos cero). Además, se nos habían acabado los ahorros y estábamos pelando el ajo. Pero las buenas noticias llegaron. Quedé aceptada en New York University (NYU) en el programa que yo quería, el Master en Estudios Latinoamericanos y me becaron. Al año siguiente aceptaron a Carlos en un master y también le dieron beca.
Ahora vivimos en un pequeño departamento en el Upper West Side de Manhattan, cerca del Central Park. Leemos todo el día como ratones de biblioteca teorías y argumentos brillantes sobre sistemas democráticos y la globalización, y carreteamos el fin de semana con gente de todos lados. Nos gusta poner música y cocinar, salir al bar de la esquina a tomar cerveza, ver películas e ir a tomar brunch (breakfast+lunch) el domingo a nuestro diner favorito (típico restaurante de las películas). Carlos y yo trabajamos como periodistas freelance (viene un reportaje sobre tiendas y barrios de NY en la revista Caras), él practica kickboxing en un club en Chinatown y yo yoga, y todos los días comenzamos nuestra mañana paseando a la Maga por el Central Park. Qué más se puede pedir en la vida? Un hijo. Quizás luego.
Un abrazo fuerte desde el otoño neoyorkino,

Camila Vergara

camilavergarag@yahoo.com
1-917-346 8934

http://mechanicsofpower.blogspot.com/